sábado, 20 de marzo de 2010

La escalera del progreso

Cuánto que puede suceder en menos de un año en la danza, ¿no?
Imagen extraída de: caracasenunclick.blogspot.com 
Es increíble, pero no solo desde la formación como bailarín que uno va adquiriendo con el correr de los días, que al fin y al cabo, termina siendo un punto a considerar luego de un determinado tiempo. Sino también las experiencias que se viven. Desde ensayos muy divertidos, que por ende terminan en "funciones" o "muestras" y en las cuales, ya estamos "expuestos". ¿A qué estamos "expuestos"? Ante los ojos del público, familiares, amigos, gente que no conocemos y además quién sabrá quién puede estar ahí mirándo el espectáculo mezclado entre los demás en ciertas ocaciones. Si sacaramos a toda esa gente, sería algo vacío, sin sentido. Además, esas caras curiosas de nosotros, son las que le ponen la emoción al show, que por bueno que sea, también tiene sus contras, como los nervios. Y cómo me voy a olvidar de las audiciones, algunas peores que otras, por sobre todo, las que toman entre 60 a 90 minutos. Esas no están tán buenas, porque son en las que uno está más nervioso. Lo mejor, es cuando uno se olvida que está en una audición y disfruta de la misma, como si fuese una clase más, pero generalmente, esto sucede cuando se trata en el caso de audiciones que toman más de un día de evaluación.
De todas formas, los nervios nos juegan en contra cuanto más inseguros de nosotros mismos estamos. Es decir, si nosotros ya estamos convencidos de que algo nos va a salir bien, entonces, no dejamos tiempo para preocuparnos, porque no existe esa necesidad y de tal modo, no hay nervios o muy pocos. Lo mismo cuando se rinde un final para citar un ejemplo. Como bien se decía, esos nervios marcan una "inseguridad" muchas veces. Y es lógico, porque a veces ni sabemos que van a pedir en la audición.